La tecnología la carga el diablo, o al menos eso es lo que muchos dicen. Y puede que tengan razón, pero cuando vemos que si la empleamos con buenos propósitos se pueden obtener resultados como estos, quizá merece la pena tener un arma en casa.
Gracias a Seccovan y a su maravilloso trabajo, podemos imaginar cómo sería la construcción de algunos famosos edificios. Utilizando antiguas fotos de la época, ha coloreado y animado el Tower Bridge de Londes (1889), la basílica parisina del Sacré-Cœur (1880) y la Torre Eiffel (1888).
En ocasiones parece que el blanco y negro, pese a su cautivadora estética, nos aleja de lo que contemplamos, quizá porque nuestro cerebro está acostumbrado a interpretar la realidad en color o quizá porque da por hecho que una realidad en blanco y negro está demasiado alejada en el tiempo como para influirnos. Por ello son muchos los que se han propuesto el minucioso trabajo de colorear el pasado.
Y ya que hemos entrado en ese tema, aprovechamos para hacer dos recomendaciones. Por un lado, The Paper Time Machine, un libro en el que se recogen 124 fotografías antiguas que han sido coloreadas con un resultado espectacular. Por otro, y aprovechando para aprender un poco más sobre la historia, en esta serie de documentales sobre la II Guerra Mundial se han coloreado imágenes de archivo para impedir que el blanco y negro nos haga pensar en que todo lo que vemos ya no tiene nada que ver con nosotros.
A veces la tecnología la carga el diablo, pero no es una mala opción aprovecharnos de ella mientras se inventa la máquina del tiempo definitiva.