Esto es otra historia

 

Bienvenidos al Aeropuerto Internacional Hermanos Lumière. Les agradecemos que hayan pensado en nosotros para viajar a sus destinos turísticos. Todos nuestros viajeros pueden consultar en las pantallas informativas los destinos a los que operan algunas de nuestras aerolíneas. Elijan su terminal y diríjanse a las puertas de embarque para poner rumbo a sus lugares de descanso. Esperamos que tengan un viaje agradable y disfruten de sus vacaciones.

Terminal playas

Si quieren pasar unos días en Italia, visitando la costa de Amalfi en compañía de Jude Law, Matt Damon y Gwyneth Paltrow viviendo como la jet set de finales de los años cincuenta no duden en tomar el vuelo con destino El talento de Mr. Ripley. Si prefieren vivir un romance prohibido en las aguas de Hawai, elijan la puerta De aquí a la eternidad. En cambio, si prefieren la soledad de una isla perdida en el Pacífico, la puerta Naufrago les llevará a Monuriki de donde resultará complicado regresar.

Terminal montaña

El Camino de Santiago es una experiencia que muchos eligen como destino vacacional. Si están interesados en él, diríjanse a la puerta El Camino de la mano de Martin Sheen. Otra opción para disfrutar de la montaña es viajar hasta los Alpes suizos acompañando a Sean Connery en Cinco días, un verano. Y nada como perderse en la naturaleza más salvaje para encontrarse a sí mismo. Si es eso último lo que buscan, les recomendamos que viajen tomen la puerta Hacia rutas salvajes para visitar Alaska o el cañón del Colorado.

Terminal ciudades

Para los más urbanitas tenemos preparados destinos selectos y apasionantes. Para visitar la hermosa Paris y conocer a personajes como Scott y Zelda Fitzgerald, Hemingway, Picasso o Joséphine Baker no duden en cruzar la puerta Midnight in Paris. Pueden conocer la ciudad eterna junto con Audrey Hepburn y Gregory Peck en Vacaciones en Roma o, si se sienten un tanto perdidos,  perderse aún más con Scarlett Johansson y Bill Murray en Tokio gracias a la puerta de embarque Lost in Translation.

Terminal aventuras

Para los más osados tenemos varios destinos en los que vivir todo tipo de aventuras. Gracias a nuestro arqueólogo favorito pueden conocer todo tipo de misterios en la saga de Indiana Jones y, si nos permiten en consejo, no creemos que haya mejor compañero de viaje que Harrison Ford. Si son ustedes un tanto tímidos y les cuesta lanzarse a la aventura, les recomendamos que se dejen llevar por La vida secreta de Walter Mitty y dejen de imaginar sus viajes para vivirlos por fin. Nuestra última opción es visitar una espectacular cascada en Suramérica aunque el viaje hasta llegar a ella no sea todo lo común que uno podría pensar. No duden en dirigirse a la puerta Up si se atreven con ello.

Terminal Road Movies

Si les gusta conducir les recomendamos varios viajes sobre ruedas. Pueden recorrer Argentina, Chile y Perú de la mano de un joven Ernesto Guevara en Diarios de motocicleta. Si tienen una familia un tanto peculiar y quieren ir con ella hasta California en una furgoneta Volkswagen Combi, embarquen en Pequeña Miss Sunshine. En cambio, si quieren escapar de su rutina e un viaje con una amiga íntima como Susan Sarandon o Geena Davis, escojan la opción Thelma y Louise, pueden acabar ligando con Brad Pitt.

Terminal gastronomía

Para los más hambrientos tenemos reservada una terminal para los viajes gastronómicos. Si les gustan los retos y la cocina francesa, Amy Adams y Meryl Streep les esperan con 524 recetas en la puerta Julie y Julia. Si después de comerse la vida en un plato de espaguetis en Roma o una pizza en Nápoles con Julia Roberts quieren seguir con la India y Tailandia, diríjanse a Come, reza, ama. Si les gusta la comida india o la alta cocina de los restaurantes con Estrella Michelín, tienen que viajar a través de Un viaje de diez metros en donde les espera Helen Mirren y puede que se sorprendan del recorrido.

Estos son algunos de los destinos que les sugerimos para escaparse este incierto verano. El Aeropuerto Internacional Hermanos Lumière les ofrece los rumbos más singulares e imaginativos, no duden en consultar más opciones de viaje en este aeropuerto. Les deseamos felices vacaciones y que disfruten de su estancia.

Repasando el libro de Historia

Hace ya 100 años, el 11 de noviembre de 1918, se firmó el Armisticio de Compiègne. Para aquellos que tengan las clases de Historia un poco oxidadas decir que este tratado puso fin a las hostilidades en la Primera Guerra Mundial y un año más tarde sus condiciones quedarían ratificadas en el famoso Tratado de Versalles.

No hemos querido esperar al aniversario de la firma del fin de la primera gran guerra para actualizar nuestro repaso particular a los géneros cinematográficos. Os imaginaréis, avezados lectores de Lampyridae, cuál será el tema de hoy.

Correcto. El cine bélico.

Ya hemos hablado muchas veces del cine como arma propagandística. Así que podréis imaginar que el origen del cine de guerra fuera la propaganda. El nacimiento y desarrollo del séptimo arte estuvo muy ligado, durante el pasado siglo XX, a los hechos históricos y el sentir de cada momento, los miedos y alegrías, y las guerras no tuvieron poca influencia en este medio. Así que ya con el estallido de la Primera Guerra Mundial, el cine se utilizó como arma ideológica, como apoyo a las tropas pero, también, como alegato contra la violencia.

Fue precisamente a raíz de esta contienda que se fundó en Alemania la UFA, la gran productora cinematográfica europea de la que saldrían películas tan importantes como Metropolis de Fritz Lang. Con la posterior llegada de los nazis al poder, el control del contenido se hizo insoportable y muchos grandes profesionales acabaron emigrando a Hollywood y contribuyendo enormemente a su éxito, pero eso, una vez más, es otra historia.

Un ejemplo del cine bélico de la primera mitad de siglo por parte del Reino Unido, por su parte, es Sangre, sudor y lágrimas (In Which We Serve, David Lean, Noel Cowärd 1942) un homenaje a los caídos en batalla.

Hablamos de la propaganda en Europa, pero en EEUU, en Hollywood y también durante la II Guerra Mundial, se utilizó el cine de guerra como vehículo propagandístico, defendiendo el estilo de vida americano. Con la guerra de Corea se llegó a introducir incluso el censor militar.

Y llegamos a los años 70, a la conocida como primera guerra televisada. Fue una época de esplendor para el documental, sobre el tema de la guerra de Vietnam se realizó el documental galardonado con un Oscar Hearts and Minds (Peter Davis, 1974).

Durante los años 80 y 90 se siguieron realizando películas enmarcadas en los grandes conflictos del siglo XX, algunos ejemplos son La delgada línea roja (Terrence Malick ,1998) sobre la batalla de Guadalcanal o Platoon (Oliver Stone, 1986) sobre Vietnam. Pero seguro que sabríais decir muchos más ¿verdad?

Las secuelas de la guerra

Son muchas las películas que no retratan un hecho bélico concreto o no se centran únicamente en la vida castrense, pero que sí tienen como trasfondo la guerra y producen una hibridación del género bélico con otros, como la comedia, el drama o la animación. Así pueden tratar temas como la lucha por la supervivencia o las secuelas de la guerra en los soldados o en las vidas de aquellos que sufrieron el conflicto. De esta manera, cada guerra se convierte casi en un subgénero en sí mismo, ya sean las Guerras Mundiales, Corea o Vietnam, enmarcando historias que pueden ocurrir lejos del campo de batalla:

Ya en Los mejores años de nuestra vida (William Wyler, 1946) se empezó a tratar el problema de los veteranos de guerra y las secuelas físicas y psicológicas en su vuelta a la sociedad. Algo parecido ocurre en Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), aunque en este caso su protagonista decide autoproclamarse justiciero frente a la sordidez del mundo.

La tumba de las luciérnagas (Isao Takahata, 1988) cuenta en formato de animación la dramática historia de dos niños que luchan por sobrevivir en el Japón de la II Guerra Mundial tras la muerte de sus padres.

No a la guerra

El cine bélico, curiosamente, además de arma ideológica, ha sido también desde sus orígenes uno de los mejores instrumentos para denunciar el sinsentido de la guerra.

Uno de los ejemplos más conocidos es Senderos de Gloria (Stanley Kubrick, 1957) donde la película se mete en las trincheras de la I Guerra Mundial para contar la dura historia de unos soldados acusados de cobardía y enfrentados a un consejo de guerra.

Sin novedad en el frente (All Quiet on the Western Front, Lewis Milestone, 1930) es otro de esos ejemplos de cine antibelicista, ganadora de dos Oscar y que habla del despilfarro y la decepción de unos jóvenes soldados norteamericanos.

Y por último, porque no todo tiene por qué contarse en tono dramático, está M.A.S.H (Robert Altman, 1970) que desde un punto de vista cómico cuenta la historia de unos cirujanos durante la guerra de Corea.

Bajo el mar...

Para terminar, queremos mencionar unas cuantas películas que pertenecen a otro subgénero que suele tener una guerra de fondo -aunque no necesariamente- como es el de las películas de submarinos:

La película de Alemania del Oeste, Das Boot (Wolfgang Petersen, 1981) sobre una misión durante la II Guerra Mundial es el clásico por antonomasia de las películas de submarinos al retratar magistralmente la claustrofobia y la tensión en un buque sumergido.

Por su parte, K-19 WidowMaker (Kathryn Bigelow, 2002), enmarcada en los tensos años de la Guerra Fría, ya pertenece al género de drama o thriller pero la ponemos aquí por dos razones: fue realizada por una mujer que ha ganado un Oscar a la Mejor Dirección, y curiosamente, cosas del cine, es la misma mujer que estuvo casada con uno de los hombres que ha realizado una de las inmersiones marinas más profundas, el también director James Cameron.

Otro clásico del cine de submarinos es La caza del Octubre rojo (John McTiernan, 1990) que, aunque no pertenece como tal al género bélico, sí que es verdad que también está ambientada en la Guerra Fría y supone la primera aparición en el cine de Jack Ryan, el personaje de ficción del escritor de novelas de espías Tom Clancy. Y con este soberbio giro de muñeca abrimos la posibilidad de un nuevo capítulo de “Esto es otra historia” dedicado a las adaptaciones cinematográficas. Como siempre agradecemos todo lo aprendido en las clases de Historia y Géneros Cinematográficos de la Universidad Complutense que elevaron nuestro amor por el Séptimo Arte a otro nivel ¡Muy atentos!

El 29 de julio de 1983 moría uno de esos personajes fundamentales en la cultura española, pero a pesar de que se fuera hace sólo 35 años, en realidad, lo percibimos como muy lejano, como de otra época. Nos referimos al director de cine Luis Buñuel. La razón será tal vez, que pudo ejercer su profesión muy poco en España y cuando consiguió estrenar en nuestro país, sus películas pasaron desapercibidas o fue reconocido con un poco de, digamos, tardanza. En la memoria colectiva española permanecen sus primeros trabajos más carismáticos: Un perro andaluz de 1929 y Las Hurdes de 1933. ¿Y luego? ¿Qué pasó con Buñuel?

Para quien no conozca la filmografía de Buñuel diremos, con sus propias palabras, que encontrará “la felicidad de recibir lo inesperado”. Lo cierto es que no dejará indiferente a nadie con su surrealismo y cine de carga social.

Luis Buñuel fue un apasionado de la creación al que le gustaba disfrazarse e ir por libre y que aprendió su oficio con las manos en la masa y contra viento y marea por media Europa y América.

Nació en Teruel pero ingresó en la Residencia de Estudiantes de Madrid para estudiar Ingeniería. Pronto abandonó sus estudios y entró en contacto con los surrealistas. Viajó a París y a Hollywood donde aprendió el método de trabajo de los grandes estudios (plantillas fijas de estudio, jornadas de 8 horas, ensayos previos, narración lineal...) y que luego se propuso aplicar en España cuando, junto a Ricardo María de Urgoiti crea Filmófono. Pero entonces estalló la Guerra Civil lo que provocó la desaparación de la productora. Durante esta época el cine se convirtió en un arma propagandística importante y además, permitía experimentar con nuevas técnicas y lenguajes. Así que Buñuel se alineó con el bando republicano y trabajó supervisando películas sobre la guerra.

Tras la contienda volvió a Estados Unidos, pero pronto su ideología le puso en la mira del Comité de Actividades Antinorteamericanas así que se trasladó a México, donde vivió casi 20 años de exilio. Durante este tiempo hizo cine comercial pero por lo que será recordado es por su cine personal, ejemplo clásico es la película Los Olvidados (1950), una obra que fue nombrada Patrimonio de la Humanidad y que le rescata como cineasta con mayúsculas. En ella retrata la realidad dramática de México y como es habitual, eso no suele gustar mucho. También trabajó en algunas coproducciones con España, como es el caso de la famosa Viridiana realizada en 1961, pero que no fue estrenada en España hasta 1977 por los problemas con la censura. Será recordada por la famosa escena en la que recrea la última cena con mendigos. En sus últimos años, realizó algunas películas en Francia y se dedicó a escribir sus memorias llamadas Mi último suspiro.

Para poner la guinda a este rápido repaso a la vida de Buñuel, hemos encontrado un vídeo en el que le vemos como coctelero, preparando la receta del Dry Martini perfecto:

Pero queremos despedirnos con otra frase del propio Buñuel y que interpretamos como una defensa del trabajo duro y la perseverancia, aunque las circunstancias sean adversas:

Para llegar a toda belleza, tres condiciones me parecen necesarias: esperanza, lucha y conquista.