Llega el verano, el calor, la brisa fresca en la montaña, el mar o en una terraza, las fiestas, la buena compañía y los atardeceres. Y es fundamental mitigar el calor, así que ¿quién dice que el vino no puede ser una bebida refrescante y veraniega? ¿O que tenga que servirse solo y en copa? Con permiso de la cerveza, queremos convertir el brebaje de los dioses en la opción más tentadora de los días calurosos. Y estamos hablando de ir más allá del calimocho y la sangría ¿Por qué no saborear un poema oscuro, un zapatero cabernet o un café ruso? Investigad, sed osados y seréis los reyes del terraceo.
Eso sí, siempre con moderación y de forma saludable. Dejad algo para los demás.
Y el mejor acompañamiento para el buen caldo es, por supuesto, una mejor conversación. Así que podéis acompañar vuestra bebida estrella de la tarde con un poco de historia o unas notas interesantes sobre el vino, su procedencia, sus características particulares o su tradición. Aunque sin pasarse ¡no necesitamos impartir un doctorado!
Ya tenéis la receta perfecta para una tarde de verano insuperable. Solo queda brindar ¡chin, chin!