Esto es otra historia

 

Se acerca la Navidad y es el momento de caer en los tópicos: comer demasiado, agobiarse con los regalos, las reuniones familiares, las fiestas, los brindis, los reencuentros, las uvas y, por supuesto, los especiales de Navidad. Así que para no ser menos, nosotros hemos hecho una lista con algunas de nuestras películas preferidas para acurrucarse en el sofá y pasar la resaca como manda esta época del año. En esta selección podréis encontrar de todo: acción, amor, comedia, crítica social, moraleja, bichos horripilantes y, sobre todo, mucho espíritu navideño.

Empezamos con la que es una de las películas navideñas preferidas de muchísima gente y también, todo hay que decirlo, odiada (sólo es necesario echar un vistazo a las críticas) y que seguro que vais a ver porque es un clásico de la programación televisiva de esta época: Love Actually (2003, Richard Curtis). Para los marcianos que, como la protagonista del anuncio de la Lotería, acaben de llegar a la Tierra y no la conozcan, decir que se trata de una comedia romántica de historias cruzadas con un reparto impresionante.

Damos el salto al cine español de hace unos añitos para ver que en Navidad no todo es tan bonito como parece. Plácido es una obra maestra de 1961 de Berlanga que fue nominada al Oscar a Mejor Película Extranjera. Es ácida, es crítica y nos encanta.

Llega el momento de la animación navideña un poco siniestra de la mano de Jack Skellington. No necesitáis más pistas ¿no? Pesadilla antes de Navidad ( 1993, Henry Selick) es una mezcla macabro-navideña que gusta a todo el mundo.

Y ya que estamos animados (chiste malo) vamos a continuar con otro clásico de los clásicos, aunque más estadounidense que español: La Navidad de Charlie Brown (1965, Bill Melendez), que nos parece una buena aportación de esas que nunca se pasan de moda.

¿Y en qué familia no ha sido un acontecimiento la presententación de un novio? Para los que quieran ver los típicos dramas familiares y reirse de ellos tenemos La joya de la familia (2005, Thomas Bezucha) que tiene un "no sabemos qué" que nos gusta.

¡ Sólo en casa (1990, Chris Columbus) tenía que estar y lo sabíais!¿Quién no ha querido alguna vez ser Kevin McAllister y tener la casa para uno solo, hacer gamberradas y enfrentarse a unos ladrones un poco tontos?

¡Yipi ka yei! es el momento de sacar la artillería porque llega John McClane con La jungla de cristal (1988, John McTiernan). Y ya que estamos, en caso de que la resaca sea importante, recomendamos toda la saga.

Tim Burton aparece de nuevo con otra película que también os sacará una sonrisa porque es imposible no querer adoptar a  Eduardo Manostijeras  (1990, Tim Burton).  Y la más antigua de las películas que vamos a recomendar hoy es también un clásico de esos con las mejores notas en los rankings cinéfilos. Qué bello es vivir (1946, Frank Capra) os hará felices. 

Si empezamos con amor, vamos a terminar con terror. "No les des de comer después de medianoche, no dejes que se mojen y que nunca les dé la luz del sol" ¿Ya sabéis de lo que estamos hablando, no? Gremlins (1984, Joe Dante) está aquí para quitarle un poco de azúcar a vuestras Navidades y hacerlas más interesantes. Y con ella cerramos nuestra selección navideña. Ahora ya sabéis lo que tenéis que hacer ¿no? ¡id preparando las palomitas, los polvorones y el turrón de chocolate!

 

No hace mucho, en nuestra segunda parte del Glosario del Cine  explicábamos, entre otros términos, el significado de "plano secuencia" de la siguiente manera: Técnica de planificación que define una escena manejada en una sola toma, por lo general una toma prolongada. El ejemplo más paradigmático es el plano secuencia inicial de Sed de Mal (Orson Welles, 1958).

La película 1917 de Sam Mendes nos adentra en la crueldad de la Primera Guerra Mundial (para más información sobre cine bélico, no os quedéis sin darle un repaso al artículo sobre este género) y ha vuelto a poner el foco en este recurso cinematográfico llevándolo a otro nivel. No queremos decir más hasta que todos la hayáis visto.

Tras leer el muy recomendable análisis de Espinof.com "Dunkerke antes de Nolan" [via Espinof ] sobre el impresionante plano secuencia de casi 5 minutos de Expiación (Joe Wright, 2007) hemos pensado hacer un repaso a algunos planos secuencia que nos han dejado sin palabras.

Como ya hemos dicho, el ejemplo clásico que viene a la cabeza al hablar de planos secuencia para la historia es el que abre Sed de Mal, aunque los cinéfilos más jóvenes seguro que todavía tienen fresco en la retina el plano secuencia-número musical de La la land (Damien Chazelle, 2016) o el divertido de Birdman (Alejandro González Iñárritu, 2014). Sin embargo, en 1948, Alfred Hitchcock ya llevó está técnica de planificación al extremo rodando integramente La Soga utilizando esta técnica y difuminando los límites entre el cine y el teatro. Como es lógico, la cosa tenía su truco y tuvieron que utilizar objetos para irse a negro y realizar los cortes necesarios. Hay que tener en cuenta que las cámaras y las bobinas de celuloide tienen un tamaño y una longitud concreta y limitada con la que contar (cada rollo duraba 10 minutos), además, se tienen que poder realizar movimientos sin que al cámara le dé un ataque de lumbago.

Y diréis ¿para qué tomarse la molestia de rodar un plano de este tipo que va a necesitar un esfuerzo tremendo de todo el equipo, numerosos ensayos, perfecta sincronización y enormes recursos? Ningún plano está realizado a capricho del director, todo tiene algún significado y en este caso puede ser seguir a un personaje en tiempo real, descubriendo lo que él descubre, o mostrar un ambiente concreto a través de multitud de acciones simultáneas.

Otra de las complicaciones del plano secuencia es su integración en el ritmo de la película. Para que nos entendamos, una escena sucede en un mismo tiempo y lugar. Una secuencia está compuesta por distintas escenas que tienen una continuidad, por ejemplo, de acción. Un plano secuencia supone mostrar todo aquello que en una secuencia normal estaría cortado en el montaje, de ahí la necesidad de que no sea aburrido y funcione como una danza perfectamente coreografiada.

Sabemos que Kubrick era otro maestro del cine y lo demostró en El Resplandor en el plano secuencia que sigue a Danny en su triciclo por el hotel hasta la habitación 237. Pero esta técnica no es exclusiva del cine, es muy empleada por los directores de videoclips. Todo el mundo sabe que el grupo OK Go tiene vídeos musicales espectaculares y divertidos y el que realizaron para la canción "I won't let you down", dirigido por Kazuaki Seki y Damian Kulash, Jr. y Morihiro Harano como director creativo, se lleva la palma.

Existen infinidad de ejemplos de uso de esta técnica: en The Player (Robert Altman, 1992), en Oldboy (Chan-wook Park, 2003), en la serie True Detective (Nic Pizzolatto, 2014), en Senderos de gloria (Stanley Kubrick, 1957) -que podéis visualizar en este enlace via Youtube-. 

Un buen plano secuencia suele pasar desapercibido, pero ahora que ya sabéis un poco más sobre ellos ¡os invitamos a que los descubráis todos!

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Después de hablar de los visionarios del género, de entretenernos un rato con Star Wars y los clásicos de los 80 y 90, ha llegado el momento de terminar nuestro viaje con unos compañeros muy molones: los superhéroes y los viajeros espaciales.

Los superhéroes (aparte de nuestras madres, claro está) son personajes dotados de algún don especial que les hace tener capacidades inimaginables para un humano de a pie. Estas habilidades pueden deberse a varios factores. El primero es que no sean humanos, pudiendo ser seres de otros mundos, como es el caso de Superman o bien que tengan habilidades heredadas de los dioses como Wonder Woman; el segundo es debido a alteraciones físicas, bien sean innatas comos las de los X-Men en forma de mutaciones (¡hemos dicho mutaciones! ¡Corred, poneos a salvo!), producidas por algún tipo de accidente (¡malditas radiaciones!) como en el caso de Dr. Manhattan o bien inducidas con algún tipo de experimento (en el que generalmente el ejército de los Estados Unidos ha metido la nariz) como Capitán América. El tercer tipo de superhéroe es más asequible a la gran mayoría de mortales, hablamos del superhéroe que recurre a la tecnología para serlo. En este último caso sólo necesitaríamos tener el dinero de Tony Stark (ojo, no equivocarse de familia Stark) para ser Iron Man o haber heredado en imperio Wayne para ser Batman. Todos a la administración de lotería más cercana, ¡vamos!

La gran mayoría de superhéroes que vemos en pantalla han realizado hasta ella un viaje desde el universo del cómic en el que destacan dos brillantes galaxias: Marvel y DC Comics. La historia de este viaje del papel a la pantalla comienza con la adaptación en formato serie de Las aventuras del capitán Marvel (1941) y Batman (1943) hasta que por fin, en 1978 llega la primera gran película de superhéroes: Superman (Richard Donner), con Christopher Reeve interprentando a Clark Kent y su doble vida, siendo esta dualidad entre el héroe y el hombre una de las subtramas más recurrentes en este tipo de películas.

Tras comprobar que Kal-El y su capa tenían tirón, llegaron sus secuelas Superman II y III (Richard Lester, 1980 y 1983) y Tim Burton se puso manos a la obra para poner en el mapa cinematográfico a Gotham, con un Batman que llegó a las pantallas en 1989.

De ambas películas surgieron secuelas, series y remakes entre las que destacan la trilogía dirigida por Christopher Nolan: Batman Begins (2005); Batman: The Dark Knight (2008) y Batman: The Dark Knight Rises (2012), protagonizadas por Christian Bale acompañado de un magnífico elenco de villanos.

Aunque el universo DC Comic cuenta con más héroes uniformados que veremos proximamente desenvolverse en la gran pantalla (Wonder Woman o Aquaman entre otros), también tiene en nómina otros de vestimenta libre pero igualmente valiosos como Watchmen (Zack Snyder, 2009) o la peculiar Suicide Squad (David Ayer, 2016), en la que, por primera vez, los villanos son los héroes.

batman

Y ahora nos cambiamos de chaqueta para hacernos fans de Marvel. Su primer superhéroe en dar el salto al celuloide fue Capitán América (Albert Pyun, 1990), al que siguió El cuervo (Alex Proyas, 1994), película recordada por la muerte de Brandon Lee debido a un disparo accidental. En 1998 llega la primera película con la que Marvel decide hacer una franquicia: Blade (Stephen Norrington).

En la década de los 2000 el género se empieza a ver cada vez más influido por la acción y la aventura, siendo la ciencia ficción solamente la excusa para que ambas tengan un buen caldo de cultivo. Llegan entonces las entregas de Spider-man (Sam Raimi, 2002-2007),  Los cuatro Fantásticos (Tim Story, 2005 y 2007) y sobretodo el inagotable universo X-Men. Y es que los chicos del profesor Xabier llevan desde el 2000 asombrándonos con sus mutaciones genéticas gracias a las que incluso han regresado a una ciencia ficción más pura con viajes temporales en X-Men: Apocalisis (Bryan Singer, 2016).

Tras el éxito de todas ellas, Marvel se dio cuenta de que asociada con otras productoras (20th Century Fox, Columbia Pictures o New Line Cinema) sólo se estaba llevando las migajas de un enorme pastel, así que decidió fundar Marvel Studios y explotar toda una línea de personajes cuyos derechos le pertenecían aún y reunirlos a todos en un crossover. Bienvenidos, Vengadores.

Con varias películas de sus más representativos superhéroes, MCU (Marvel Cinematic Universe) se ha posicionado como una de las productoras más importantes en este género, gracias entre otros a Iron Man, Capitán América o Thor. Todos ellos se citaron en 2012 de la mano de Joss Whedon en The Avengers y en 2015 en The Avengers, the Age of Ultron. Si bien es cierto, que la apoteosis de los superhéroes Marvel llegó en 2016 con Capitain America: Civil War (Anthony y Joe Russo), en la que se citaban no sólo Los Vengadores, sino personajes como Spider-man, Ant-man o Black Panther.

En paralelo a estos superhéroes, Marvel también ha realizado viajes espaciales con Guardians of the Galaxy (Jamens Gunn, 2014) o explotando a Doctor Strange (Scott Derrickson, 2016).

avengers

Y dejamos a los superhéroes para poner nuestra mirada en lugares más allá del planeta Tierra, tanto en viajes de salida como de llegada. Ya habíamos hablado anteriormente de Alien o de E.T, así que vamos a hacer un breve repaso por el turismo interplanetario.

En La Tierra se vive muy bien, deben pensar muchos extraterrestres, así que, ¿por qué no colonizarla? Esta es la premisa de varios títulos como Independence Day (Ronald Emmerich, 1996) o La Guerra de los Mundos (Steven Spielberg, 2005) en el remake de la adaptación de la novela homónima de H.G Wells que ya había dirigido en 1953 Byron Haskin.

La figura del alienígena, con unas capacidades muy superiores a las del género humano, se contempla como un ser aniquilador que para nada quiere tenernos como colegas. La única forma de vencerlos y conservar intacto nuestro preciado planeta (ese que tanto cuidamos nosotros, guiño, guiño) es unir fuerzas en modo Fuenteovejuna.

Pero no os creáis que nosotros no somos viajeros, porque si ellos vienen nosotros nos vamos. Yuri Gagarin nos enseñó que podemos ir de excursión a Fuengirola o al espacio, todo depende de la tolerancia a la ingravidez de cada uno. Así que el cine se puso manos a la obra y pensó que tener una nave espacial daba para mucho y este mundo se le quedaba pequeño.

Fue así como salimos de la tierra para buscar otros mundos que habitar ya que al nuestro, por un motivo u otro, ya no es suficiente. El cine viajó hasta Pandora en Avatar (James Cameron, 2009) para revolucionar los efectos especiales o nos hizo pensar en la relatividad del tiempo en Interstellar (Christopher Nolan, 2014), donde una Tierra en las últimas necesitaba otro hogar para sus habitantes.

Hay directores que organizan viajes espaciales con la necesidad de salvar la Tierra en Armageddon (Michael Bay, 1998) o en Sunshine (Danny Boyle, 2007); otros lo hacen para darnos un garbeo y explorar en Contact (Robert Zemmeckis, 1997) siendo ésta la adaptación de la novela de Carl Sagan, en Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) o en la reciente Marte (Ridley Scott, 2015) en la que mediante la adaptación del Best Seller homónimo, el director aseguró que sólo pretendía hacer una oda a la ciencia. En otras como Gattaca (Andrew Niccol, 1996) el viaje espacial es sólo la excusa para hablar de una sociedad distópica en la que el control genético lo decide todo y en donde se unen varios temas recurrentes en el mundo de la ciencia ficción.

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Podríamos alargarnos eternamente repasando un género al que la barrera de la realidad no impide ser tan grande como él desee y es que nadie puede negar que la ciencia ficción tiene un encanto especial. Refleja nuestros miedos y nuestras esperanzas como civilización; sitúa a los humanos en el centro del Universo, pero al mismo tiempo evidencia nuestras debilidades y nuestra insignificancia frente a inteligencias superiores o fuerzas de la naturaleza. Pero, sobre todo, nos permite reflexionar, ya sea sobre avances científicos, sobre viajes espaciales o sobre las consecuencias de nuestros actos. Sólo queda esperar a que, con el tiempo, la realidad acabe superando a la ficción, pero es bueno recordar que todo empieza con alguien que sueña. ¿Le suena a alguien el nombre de Jules Verne?

"The older I get, the more I look at movies as a moving miracle. Audiences are harder to please if you're just giving them special effects, but they're easy to please if it's a good story. The audience is also the toughest critic - a good story that exists in your world may not be the first choice for an audience. So I just do the best I can." Steven Spielberg.

Después de hablar de los visionarios del género, de entretenernos un rato con Star Wars y los clasicos de los 80 y 90, ha llegado el momento de terminar nuestro viaje con unos compañeros muy molones: los superhéroes y los viajeros espaciales.

 

Los superhéroes (aparte de nuestras madres, claro está) son personajes dotados de algún don especial que les hace tener capacidades inimaginables para un humano de a pie. Estas habilidades pueden deberse a varios factores. El primero es que no sean humanos, pudiendo ser seres de otros mundos, como es el caso de Superman o bien que tengan habilidades heredadas de los dioses como Wonder Woman; el segundo es debido a alteraciones físicas, bien sean innatas comos las de los X-Men en forma de mutaciones (¡hemos dicho mutaciones! ¡Corred, poneos a salvo!), producidas por algún tipo de accidente (¡malditas radiaciones!) como en el caso de Dr. Manhattan o bien inducidas con algún tipo de experimento (en el que generalmente el ejército de los Estados Unidos ha metido la nariz) como Capitán América. El tercer tipo de superhéroe es más asequible a la gran mayoría de mortales, hablamos del superhéroe que recurre a a tecnología para serlo. En este último caso sólo necesitaríamos tener el dinero de Tony Stark (ojo, no equivocarse de familia Stark) para ser Iron Man o haber heredado en imperio Wayne para ser Batman. Todos a la administración de lotería más cercana, ¡vamos!

 

La gran mayoría de superhéroes que vemos en pantalla han realizado hasta ella un viaje desde el universo del cómic en el que destacan especialmente dos brillantes galaxias: Marvel y DC Comics. La historia de este viaje del papel al celuloide comienza con la adaptación en formato serie de Las aventuras del capitán Marvel (1941) y Batman (1943) hasta que por fin, en 1978 llega la primera gran película de superhéroes: Superman (Richard Donner), con Christopher Reeve interprentando a Clark Kent y su doble vida, siendo esta dualidad entre el héroe y el hombre una de las subtramas más recurrentes en este tipo de películas.

Tras comprobar que Kal-El y su capa tenían tirón, llegaron sus secuelas Superman II y III (Richard Lester, 1980 y 1983) y Tim Burton se puso manos a la obra para poner en el mapa cinematográfico a Gotham, con un Batman que llegó a las pantallas en 1989.

De ambas películas surgieron secuelas, series y remakes entre las que destacan la trilogía dirigida por Christopher Nolan: Batman Begins (2005); Batman: The Dark Knight (2008) y Batman: The Dark Knight Rises (2012), protagonizadas por Christian Bale acompañado de un magnífico elenco de villanos.

Aunque el universo DC Comic cuenta con más héroes uniformados que veremos proximamente desenvolverse en la gran pantalla (Wonder Woman o Aquaman entre otros), también tiene en nómina otros de vestimenta libre pero igualmente valiosos como Watchmen (Zack Snyder, 2009) o la peculiar Suicide Squad (David Ayer, 2016), en la que por primera vez, los villanos son los héroes.