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Cuando tienes un negocio sabes lo importante que es la presencia en Internet como complemento al resto de actividades profesionales. Las redes pueden ayudar a fidelizar clientes que te han conocido en un evento, a mantener a tus asiduos al día de las últimas novedades o a ser el reflejo de tu buen hacer gracias a las reseñas y las valoraciones positivas.
Hoy vamos a daros unas pistas muy básicas sobre cómo realizamos nosotros el trabajo de gestión de redes sociales para hacerlo de la manera más correcta posible y así obtener los mejores resultados. No lo decimos nosotros, lo decía Yoda: “hazlo o no o hagas, pero no lo intentes”. Eso sí, vais a permitirnos que, como hace Coca-Cola, nos guardaremos algún ingrediente de la fórmula mágica de Lampyridae.
En primer lugar es necesario pensar en los objetivos que queremos conseguir, los recursos disponibles y las herramientas que ya tenemos en funcionamiento. Si aún no la tenemos, posiblemente necesitaremos una Web en la que figure de forma permanente alguna información básica (qué hacemos, dónde estamos, contacto...) y a la que al final apunten todas nuestras redes sociales. Las redes sociales son un complemento pero no sustituyen a una página Web ya que en ella los potenciales clientes pueden acceder a toda la información que precisen sin tener que esperar a que se nos encienda la bombilla y hagamos una publicación en Facebook, Twitter o Instagram.
También podremos elaborar un blog que mejore nuestro posicionamiento. Con él daremos una imagen de trabajo constante, de conocimiento del sector y gracias al uso de palabras clave hará que los buscadores nos valoren de forma positiva.
A la hora de crear nuestras redes sociales, es muy muy muy (pero muy) importante no crear un perfil personal en lugar de un perfil de página. Esto afecta sobre todo a Facebook. Si ya lo hemos hecho, no es el fin del mundo, habrá que hacer una migración de un perfil a otro tutorial en mano. Facebook da algunas claves en su página de ayuda.
Una vez creada la página, Facebook nos ofrece muchas opciones de plantilla en función de nuestra actividad -¿es un negocio? ¿una ONG?- podemos añadir botones como contactar, enviar mensaje o comprar... e infinidad de otras opciones que podemos encontrar en la pestaña de “configuración” de nuestra página.
Una vez que ya está todo bien configurado es la hora de llenarlo de contenido. Para esto tenemos infinidad de opciones: vídeo, foto, noticias relevantes del sector, reportajes en los que aparecemos, nuestro día a día, información relevante, enlaces a nuestro blog... Es importante mantener un calendario de publicaciones y también que el contenido sea de calidad. Es decir, cuidad las fotos y los vídeos y no hace falta decirlo, también la ortografía. No es necesario ser un fotógrafo de National Geographic o un miembro de la RAE, basta con tener un poco de buen gusto y un corrector ortográfico.
Os preguntaréis cómo se las arreglan los profesionales para gestionar tanta cuenta y tanto perfil. Existen aplicaciones que permiten publicar y mantener un control de todas nuestras redes sociales desde el mismo panel de control y también programar publicaciones. Así, aunque estemos lejos del ordenador, todo seguirá funcionando si hemos hecho bien el trabajo de planificar y editar.
Y después de todo esto, de haber configurado redes, mostrado información, diseñado un calendario de publicaciones y colgarlas, es hora de descomponer y analizar los resultados. La información que obtenemos de este examen es valiosa porque nos dice qué funciona y qué no y será un primer paso para preparar acciones futuras, solucionar lo que no aporta resultados y continuar por el buen camino.
Por último, aunque muy importante Otra de las ventajas de los perfiles profesionales es que proporcionan información y estadísticas sobre el alcance de nuestras publicaciones. Sin embargo, este es un mundo en constante cambio y cuando pensamos que tenemos una aplicación controlada, de pronto se produce una actualización y todo cambia. Por eso, es fundamental estar constantemente informados y al tanto de cómo evolucionan las redes.
Teniendo claro para qué sirven y para qué no y siguiendo estos consejos podréis sacar mucho más partido a las redes sociales. Y si todo esto os parece muy complicado, si no tenéis tiempo material o no creéis estar a la altura de la imagen que queréis mostrar, no hay problema, rodéate de profesionales.
Ya estamos en pleno verano y aunque esto pasa rápido aún nos quedan unas semanas a tope de sol y playa, piscina, cerveza fresquita, fiestas, viajes, helados... y muchas otras cosas que nos encantan. En Lampyridae ya os hemos deleitado con nuestras cosas favoritas del verano en forma de gifs en nuestro Instagram, que, por cierto, si no seguís ya ¿a qué estáis esperando?
Ahora lo hemos resumido todo en forma de vídeo para compartirlo con vosotros, porque sabemos que el verano pasa deprisa, demasiado deprisa, y antes de que nos demos cuenta ya estamos sacando de nuevo las bufandas y los abrigos. Pero para eso todavía queda mucho, muchísimo, y lo que toca ahora es salir de las madrigueras, empezar a disfrutar del calor y ¡no os olvidéis de nuestro vídeo!
Después del Capítulo 1, tiene que venir el 2, así que continuamos el repaso por los comienzos y los finales de algunos de los libros más populares de la literatura.
Hay algunas que dejan claras sus intenciones, otras que pretenden contextualizar y otras que juegan al despiste. Hay algunas que pretenden ser una moraleja, otras que cierran el círculo y otras que son una conclusión perfecta. Así pueden ser las primeras y las últimas frases de cualquier libro.
Pero no nos andemos con más preámbulos, dejemos las letras para ellos. Estas son la primera y última frase de algunos de los libros de cabecera de mucha gente. Prometemos que no hay spoilers, así que después de leer el comienzo y el fin, esperamos que os pique el gusanillo y le deis una oportunidad a lo que ocurre en el intervalo que hay entre ambos.
Cierto día, navegando por los mundos de Internet resolviendo dudas en foros de diseño, nos encontramos con una afirmación que decía bromeando algo así como que un director de arte preferiría la tipografía Futura mientras que un diseñador escogería la Helvética. Y esto nos hizo pensar en las diferencias entre los perfiles profesionales que al final trabajan codo con codo en el día a día de cualquier proyecto artístico y en lo que podía representar cada una de esas tipografías en la sociedad de hoy. Y como en Lampyridae somos mucho de resolver misterios y no necesitamos muchas excusas para investigar, nos pusimos a ello.
Para empezar, vamos a conocer más sobre estos dos tipos de profesionales. Según Wikipedia:
“El director artístico es la persona responsable de dirigir los equipos de diseño artístico y de diseño de producción en toda clase de obras que contengan un cierto aspecto visual y artístico, lo que abarca medios de comunicación y expresión artística como la publicidad, el cine, la edición de libros, la música, la prensa, los videojuegos e incluso internet."
Por ejemplo, en cine, el director de arte se encarga de la atmósfera de una película y el ejemplo que debemos poner en este caso es Gil Parrondo, que ganó dos Óscar (por Patton en 1970 y Nicolás y Alejandra en 1971) y varios premios Goya.
Mientras que:
“El diseño gráfico es una profesión cuya actividad consiste en proyectar comunicaciones visuales destinadas a transmitir mensajes específicos a grupos sociales , con objetivos determinados. Esta actividad ayuda a optimizar las comunicaciones gráficas. Algunas clasificaciones difundidas del diseño gráfico son: diseño gráfico, publicitario, diseño editorial, diseño de identidad corporativa, diseño web, diseño de envases, diseño tipográfico, cartelería, señalética, entre otros."
Algunos nombres de grandes diseñadores españoles son Alberto Corazón, -que lo conoceréis por el diseño de los logotipos de ONCE, Paradores o Renfe- o Pepe Cruz Novillo, al que debemos los logotipos del Cuerpo Nacional de Policía, Correos, El Mundo o PSOE.
Ya conocemos un poco más a los profesionales, así que ahora vamos a conocer las dos tipografías de las que hablábamos al principio y que seguro que, además de Times New Roman y Comic Sans, os suenan y habéis utilizado montones de veces: son Futura y Helvética.
FUTURA:
Fue creada en 1927 por Paul Renner quien deconstruyó las letras hasta convertirlas en formas geométricas. Muy en línea con las corrientes artísticas de la época, como el cubismo. Futura forma parte de la ruptura con cuatro siglos de evolución de la tipografía que se había producido hasta ese momento.
Se caracteriza por ser una sans-serif geométrica. Se asocia a la simplicidad y lo naive.
Ha sido utilizada por marcas tan conocidas como Domino's Pizza, Gillette, Volkswagen o FedEx y en carteles de películas como 2001: A space odyssey o American Beauty.
HELVÉTICA:
Creada en 1957 por Max Miedinger. Fue una evolución de la Grotesk sans-serif Akzidenz-Grotesk, un poco tosca y desigual. Evolucionó y se transformó en Helvética, que fue denominada Noe-grotesque o racionalista sans-serif. Tiene formas más limpias y es de aspecto mecánico.
Para unos representa la perfección por su neutralidad y para otros es un símbolo del mundo actual dominado por la insensibilidad corporativa. Helvética ha sido utilizada por Panasonic, Nestlé o Microsoft, entre otras marcas mundialmente conocidas. Fue la protagonista del documental de 2007 Helvetica de Gary Hustwit.
Al final todo está relacionado. Una tipografía creada hace décadas puede ser perfecta para una historia ambientada en el futuro. Un cineasta puede ver en una letra el reflejo de la sociedad de hoy. En definitiva, no es cuestión de quién prefiere qué ¿no? Lo que importa son las pequeñas grandes ideas que sumadas unas a otras al final construyen algo genial.
Nos guste o no, las redes sociales han comenzado a formar parte de nuestra vida. Y parte de esa vida se refiere también a nuestros negocios o actividades profesionales. No aparecer en Facebook, Twitter o Linkedin equivale poco menos que a no existir. Por ello, son muchos los profesionales que abren cuentas en todas las redes sociales habidas y por haber. El problema de las redes sociales, es que no sólo cuenta el estar, sino el cómo se está. Los usuarios demandan saber más de cualquier sector en el que estén interesados, por eso no basta solamente con aparecer en los buscadores.
En la actualidad, las redes sociales son una forma más de información, por eso hay que cuidar lo que se transmite a quienes buscan nuestro perfil en las redes. Internet ofrece una oportunidad estupenda (y realmente barata, cuando no gratuita) de ser visible, de comunicarnos con nuestros clientes (reales o potenciales) y de posicionarnos como marca. Pero esto, como todo, tiene su letra pequeña: hay que saber cómo hacerlo.
Además, todo esto conlleva tiempo y no siempre lo tenemos. Para que nuestros perfiles en la red sean efectivos, es necesario elaborar publicaciones útiles, contestar a las demandas de información o mantenernos al día de las interacciones que hemos tenido. Por todo ello existe la figura del gestor de redes. Además del factor tiempo, éstas son algunas de las claves por las que alguien que quiera sacar el máximo partido a sus redes sociales debería contar con uno.
#ConocenTerreno: ¿A que cuando queremos que nos arreglen el coche lo llevamos a un mecánico o cuando estamos enfermos vamos al médico? ¿Por qué? Pues porque queremos dejar nuestro coche o nuestra salud en manos de profesionales que entiendan de motores o del funcionamiento del cuerpo humano.
Las redes sociales se han convertido en una de las formas más visibles de las diferentes actividades, por eso es mejor dejarlas en manos de profesionales. La gente que trabaja (y repetimos TRABAJA) con redes sociales las conoce a la perfección (o casi) y… es más fácil llegar al destino si uno conoce el camino, ¿verdad?
De esta manera, un profesional no sólo sabrá seleccionar las redes adecuadas en función de las necesidades de cada sector, si no que conoce las herramientas de cada una de ellas y el comportamiento que tienen para los diferentes objetivos a conseguir. Además, sabe cómo y cuándo resultan más eficaces las publicaciones con las que pretendemos llegar a nuestro público. ¿Se puede pedir más?
#MuchoOjo: dicen que bien está lo que bien parece. ¿Alguien se imagina una marca de ropa anunciando grandes descuentos en las redes sociales con carteles hechos a rotulador? Hay que asumirlo, el Paint ha hecho mucho daño y nos ha hecho confundir el “se entiende” con el “esto está bien”. O, por poner otro ejemplo, ¿preferimos fotos cuidadas o esas en la que el flashazo en la pizarra que anuncia el menú del día nos impide ver los primeros platos pero cuyo encuadre muestra a la perfección cómo el señor del fondo devora una gamba?
Nos guste o no, la vista es el sentido del que más nos fiamos, y siempre vamos a estar más predispuestos hacia una información que nos entre por los ojos. Los profesionales saben cuáles son esas imágenes, pueden tener competencias en creación de contenidos y diseño gráfico, o solamente dar pautas a seguir a la hora de subir fotos a la página de tu negocio.
#EvitandoProblemas: Además de lo meramente estético, su filtro profesional nos puede evitar muchos problemas en un campo que se salta a la torera (demasiadas veces y de forma demasiado escandalosa): los derechos de imagen. Porque si hablábamos del daño que ha hecho Paint, Google no le va a la zaga. No todo lo que encontramos en la red se puede utilizar y hacerlo puede acarrear multas o denuncias que nadie desea.
Un gestor de redes sabe qué imágenes (y cualquier otro tipo de contenido) puede utilizar, cómo citar las atribuciones de autor o como tratar temas delicados como la aparición de menores, los cuales pueden ocasionar numerosos conflictos.
#Redactemos: de nada sirve un mensaje en las redes sociales si no se entiende, bien por resultar confuso, por no estar convenientemente explicado o porque las faltas de ortografía hagan que a los lectores les acaben sangrando los ojos. Contar con un profesional que gestione las redes sociales garantiza contar también con sus habilidades de redacción.
No se trata de que cada publicación pueda ser merecedora de un Pullitzer, simplemente de que cumpla su cometido.
Por todos estos motivos y por otros tantos que se nos quedan en el tintero, si queremos que nuestra presencia en las redes sociales (RRSS, para los amigos) sea realmente efectiva, deberíamos plantearnos la opción de contar con un gestor de redes (Community Manager para los amigos). Si para nuestro negocio queremos los mejores proveedores, los mejores locales, la mejor atención para nuestros clientes y la mejor calidad en todo lo que hacemos, ¿por qué no vamos a querer lo mismo para la imagen que proyectamos en Internet?