Viernes, 18 Septiembre 2015 07:02

Cuestión de protagonismo

¿Quién es Robert McKee? McKee es a la teoría de los guiones cinematográficos lo que la NASA a los viajes espaciales, lo que Michalel Jordan al baloncesto, lo que Mark Knopfler a la guitarra o lo que un político español a una cuenta privada en Suiza: todo.
Cuando vemos una película no solemos visualizar un libro de unas doscientas páginas (la estimación es que una página de guión equivale a un minuto de película aproximadamente) escritas en tipografía Courier New, y sin embargo todas las películas nacen con él. Para que el armazón de tramas y subtramas que la componen funcione, para que sus personajes parezcan reales y sus objetivos creíbles, el guión, esa primera semilla fílmica, ha de haber sido escrito por un relojero preciso y minucioso, un ingeniero metódico que haya diseñado con dedicación un mecanismo perfecto en el que cada pieza cumpla su función.
 
Como decíamos, McKee es uno de los estudiosos del guión cinematográfico más prestigiosos y respetados. De sus seminarios han salido los guionistas de series como Friends (sé que acabo de captar vuestra atención) o películas como Forrest Gump o El show de Truman. En su libro El guión, desmenuza todos los componentes del relato audiovisual hablando sobre lo que hay que hacer y lo que no cuando uno se sienta delante de un folio en blanco con pretensiones de ver su historia en una pantalla (productor interesado mediante). Ya habíamos hablado de teóricos en la estructura general de una película gracias al paradigma de Syd Field y ayudándonos de Braveheart, en este artículo vamos a centrarnos en hablar del personaje como elemento fundamental del guión y para ello contaremos con la inestimable ayuda de Máximo Décimo Meridio aka Gladiator.
Empecemos.
¿CÓMO CONOCEMOS A UN PERSONAJE?
 
La primera cosa que tenemos para conocer a un personaje es su caracterización, la cual nos da datos básicos de su vida: clase, sexo, edad…
La primera imagen de Máximo intuimos que no es un soldado raso, lo que es corroborado más tarde cuando los soldados se dirigen a él como “General”. Por el contrario, la imagen de Cómodo es entre ropajes, vino, alejado de la batalla y preguntándose “¿cuándo voy a ser emperador?"
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 Primera aparición en la película de Máximo y Cómodo.
A la caracterización hemos de sumarle las acciones. El  lema de Máximo es “Fuerza y Honor”, qué más se puede decir, hijos míos. En contraposición, Cómodo se dedica a intrigar en la sombra.
Y finalmente, tenemos que tener en cuenta lo que el resto de personajes dicen de él. La primera conversación del César con Máximo es muy reveladora de cómo son ambos caracteres. Mientras define a Cómodo como un ser amoral, dice que Máximo no está corrompido y que es el hijo que nunca tuvo. Eso debe doler.
Con estas tres cosas podríamos decir que ya conocemos de qué pie cojea el protagonista de turno, sin embargo, su verdadera personalidad sólo la vemos en momentos clave en los que la trama le plantea una elección.  Cuando el César ofrece a Máximo ser el protector de Roma éste le responde que lo único que desea es irse a casa, sin embargo, su sentido del honor y lealtad al Imperio le impiden dejarlo todo para volver con su mujer e hijo y acabar luchando por lo que una vez fue el sueño de Roma.
EL PRINCIPIO DE ANTAGONISMO
 
Y una vez que ya conocemos al personaje (o lo vamos intentando), el guionista decide que a nuestro nuevo amigo le empiecen a pasar cosas y que estas cosas lo alejen de su objetivo final. Porque sin cosas que pasen y sin objetivo del protagonista, es mejor irse  a jugar a la petanca que a ver una peli. Es entonces cuando surge lo que McKee llama el principio de antagonismo que no es otra cosa más que un protagonista y su historia son tan atractivos como lo permitan sus fuerzas antagonistas.
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Uno de los principales obstáculos contra Máximo es la propia estructura de la sociedad romana ¿cómo va a enfrentarse un mísero esclavo al Emperador de Roma? Ya no cuenta con un ejército que lo siga, ni siquiera con su propia libertad. Por si esto fuera poco, es vendido como gladiador y como bien nos han enseñado los libros de historia, cuánta más sangre se derramara en la arena del Coliseo, más contentos los romanos. Lo que para cualquier mortal significaría no pasar del minuto 10 de la película, para nuestro protagonista es sobreponerse a sus fuerzas antagonistas y superar los obstáculos uno a uno. Por eso todos somos muy de Máximo.
PROTAGONISTA-ANTAGONISTA
 
No creo que descubramos América al afirmar que el personaje más importante es el protagonista, y ¿qué sería de los protagonistas si no tuvieran un contrario? ¿qué sería del yin si no existiera el yan? Y el yan cinematográfico, es el antagonista.
La palabra es rara, ¿cómo definimos “antagonista” en una conversación en la que nos queremos hacer los culturetas? Complicado. Porque todo el mundo sabe qué es un protagonista, pero ¿y el antagoese? ¿Qué digo yo que es? Pues podríamos decir que es aquel personaje cuyas características son las opuestas al protagonista y que además se interpone entre éste y sus objetivos.
Para un personaje, la empatía con el público es clave, y para que exista esa empatía, el espectador debe conocer su historia y de esta forma compartir sus objetivos y deseos. ¿Por qué odia Máximo a Cómodo? Coño, ha matado a su familia, ¿cómo no lo va a odiar? ¡Debe acabar con ese malnacido! Máximo quiere eso y nosotros también. Porque encima, Cómodo es un antagonista como la copa de un pino, con más puntos negros que un adolescente: parricida, con pretensiones incestuosas, poco capacitado para el mando, envidioso y encima totalitario, ríete tú de Kim Jong Un.
 
Así que a partir de ahora, cuando alguien nos pregunte qué es un antagonista, lo tenemos muy fácil: “Cómodo, hijo, Cómodo”.
GLADIATORINFOfirma